Probablemente el peor día en la vida de Juanito Valderrama
A las 12:54 del lunes treinta de julio de 1968 tiene lugar un hecho que cambiaría por completo la vida de Alcachofo. Mientras tomaba su habitual chato de vino en el bar-discoteque del pueblo, observa asombrado cómo se asoma por la puerta el insigne y polifacético cantante de tonadillas español Juanito Valderrama. Acto seguido comienza a proferir en voz alta expresiones de vítores y alegría que, por respeto a todos ustedes, no me atrevo a transcribir.
La reacción de Juanito fue la típica reacción de un astro de la copla cuando al entrar en un bar-discoteque le abraza un ser deforme profiriendo expresiones que harían palidecer a un legionario. Debo decir que el pobre Alcachofo jamás tuvo la oportunidad de recibir una educación. Y si la hubiera tenido, no hubiera tenido ganas. Qué pasa. Esta reacción consistió en acurrucarse en un rincón y chillar que apartaran de él ese monstruo.
Una vez superado el trauma, el galán accedió a fotografiarse con el artista aragonés a condición de que alguien apuntara en todo momento a Alcachofo con una escopeta de caza por si pasaba algo.
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